Lollapalooza con todo y toddler

Por Mariana Tanda
Desde siempre nos ha gustado ir a festivales de rock y cuando este año vimos el cartel de Lollapalooza en Chile, lloramos un poquito porque estaba increíble y parecía imposible, pero después de unos días empezamos a preguntarnos: ¿y si vamos?

Después de darle muchas vueltas decidimos comprar los boletos porque, aunque típicamente los festivales no son lugares para niños, Lollapalooza tiene Kidzapalooza: un área con música y actividades enfocada a los fans más chiquitos (y conocidos que fueron en ediciones pasadas me dijeron que, efectivamente, hay muchos niños).

Tengo que confesar que días antes del viaje yo aún tenía dudas de si mi toddler iba a aguantar; qué sí y que no llevar en la mochila para no cargar diez kilos de cosas en la espalda; cómo íbamos a sobrevivir al Sanirent; pensaba que, en una de esas, no era para nosotros y ya no iba a ver a las bandas que más quería… y un largo etcétera.

Ahora puedo decir que la realidad superó a la expectativa por mucho. El primer día la estrategia fue llegar temprano para aprovechar las actividades de Kidzapalooza que empiezan desde antes, ubicar con calma los escenarios, áreas de comida, etc. El segundo día llegamos más tarde porque también nos queríamos quedar a ver bandas que tocaban más noche.

En retrospectiva, lo disfrutamos mucho todos. Obviamente no vivimos el festival extremo como en los viejos tiempos corriendo de escenario en escenario, no fuimos de los últimos en salir ni nos metimos hasta adelante en los conciertos, más de un show lo vimos sentados en el jardín a lo lejos y también perdimos uno que otro por estar en los columpios o en fila para el pinta-caritas. Pero por otro lado, fue una grata sorpresa para mí ver a mi niña aplaudiendo al ritmo de una de mis bandas favoritas, verla bailar y realmente disfrutar la música como no la había visto antes.

El festival es kidfriendly, vimos desde bebés hasta preadolescentes con papás por todos lados, en el área de Kidzapalooza hay incluso cambiadores de pañal portátiles. La comida dentro no es lo más saludable pero pudimos vivir de pizza y hot dogs dos días.

Y ahora sí, para terminar van mis recomendaciones de lo que no te puede faltar si estás pensando ir a un festival con niños pequeños:

1. Audifonos para bloquear el sonido
El sonido es muy fuerte y no sé si ya estoy ruca (ok, sí), pero hubo momentos en los que hasta a mí me molestó. Los nuestros los compramos en Amazon y realmente no pueden faltar para proteger los oídos de los niños.

2. Entretenimiento
Yo no soy de tablet ni celular para niños pero si tu eres, te será de ayuda. Nosotros llevamos comics y muñequitos de  plástico y con eso la libramos.

3. Carriola
Igual y a ratos es pesado cargarla pero puesto en la balanza ayuda mucho, tanto por las distancias largas a recorrer como para que el pequeño se siente a descansar, se eche una siesta o de plano de por terminado el día.

4. Bañito portátil o asiento para baño
Nosotros llevamos un Pottete que nos hizo el paro, tanto para usarlo de asiento en los baños portátiles como para salir de una emergencia cuando el baño más cercano queda a 10 minutos caminando. Tampoco puede faltar una muda de ropa extra por cualquier eventualidad.

5. Protector solar
Al igual que un sombrero y lentes para protegerlos del sol. Es bueno reaplicar el protector varias veces en el día.

6. Toallitas húmedas y gel antibacterial
Definitivamente son básicos.

7. Chamarra, sweater o chaleco
En el día hace sol y calor pero por la noche llega a refrescar. A nosotros nos funcionó llevar una sudadera ligera y un chaleco. También nos sacó de apuros una manta.

Ya para terminar, visiten Chile que está bien bonito

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