* Este fue el relato ganador de un Potette Plus.
Gracias a Coconitos Bebé y a Potette Plus México
por ayudarnos a realizar esta dinámica.

Por Erika Zuleta
Mi esposo y yo viajamos mucho, por que nuestros papás viven en otro estado y después de tantos años nos volvimos prácticos en hacer maletas, desayunar rápido hasta arreglarnos en el carro. Pero con la llegada de nuestro hijo cambió todo, por más organizados que seamos, nunca salimos a la hora programada, por ejemplo.

El viaje que más nos volvió locos fue nuestra primer visita a la playa, era también la primera vez en avión, con mis suegros (son abuelos primerizos), mi hijo de casi 4 meses y para colmo en diciembre.

Llevábamos mil cosas de las cuales sólo ocupamos una tercera parte. Y como siempre pasa lo que no llevas, eso ocupas. Lo más estresante del viaje fue que yo amamantaba a Marcelo, mi hijo, y siempre con pena tapandome, en el avión nerviosa por que sentía que todos me veían. De regreso ya fue otra cosa, no me importó los demás sólo la comodidad de mi hijo y sus necesidades.

Y en ese mismo viaje se enfermó casi toda la familia de la garganta, incluido Marcelo y mi esposo. A las 4 de la mañana del 1 de enero salió corriendo a una farmacia a comprar termómetro y medicamentos, ya que era lo que nunca se nos ocurrió llevar.

Ese viaje fue un gran aprendizaje como padres y como familia. Nos divertimos mucho y sobre todo nos dimos cuenta que la diversión continua pero de otra forma con los hijos, ya no pensamos en ir al antro ni desvelarnos, que de vez en cuando lo hacemos, pero ahora nuetra diversion es verlo feliz.