Por Adria Torres
Sabemos que, sobre todo los primeros meses, amamantar puede resultar todo un reto, ya que a pesar de que es lo más natural del mundo, los pechos no vienen con manual de instrucciones y lleva tiempo aprender cuál es la mejor posición para dar de lactar, cómo evitar el dolor, cada cuándo amamantar y por cuánto tiempo, cuál lado ofrecer primero… etcétera.
Además, como es normal, a veces tienes que dar pecho en público, y si eres una persona tímida, es posible que empieces a sentir estrés desde antes de salir. Pero, ¡tranquila! Alimentar a tu bebé fuera de la comodidad de tu casa NO es una tarea imposible, y tan es así que hasta te vamos a dar tips sobre CÓMO AMAMANTAR CUANDO SALES DE VIAJE. (¡Tarán!).
Primero lo primero. ¿Por qué es mucho más conveniente amamantar cuando vas de vacaciones -o cuando sea- en vez de darle a tu bebé leche en mamila?
- No hay que calentar ni preparar el alimento del bebé, está siempre disponible y a la temperatura adecuada.
- ¡No cuesta nada! Así que obviamente los gastos del bebé serán muy bajos durante tu viaje.
- Reduce de forma considerable el equipaje de mano, no es necesario cargar con pesadas latas de leche y los biberones.
- El pecho, además de alimentar, sirve para calmar al bebé, así que funciona como un buen remedio cuando se muestra intranquilo en los viajes.
Ahora sí entrando en materia, estas son algunas de las preguntas que te ayudamos a resolver:
1. ¿En dónde amamantar?
Una de las ventajas de dar pecho es que la lechita está lista siempre que la necesite tu bebé, en la cantidad exacta, a buena temperatura y con la mejor higiene; cuando te encuentres de viaje verás la comodidad que esto representa ya que te evitas cargar biberones, agua, o fórmula; te sacas la teta y listo.
Ahora, ¿en dónde amamantar? Simplemente busca un lugar donde te puedas sentar con comodidad por un buen rato; si estás en la calle puedes meterte a un restaurante, o buscar un banco en un parque, las escalinatas de un monumento, etcétera. Verás que siempre son mejores los lugares concurridos, ya que la gente anda en lo suyo y no te pone atención (en caso de que te dé un poco de pena). Si estás en lugares cerrados es mucho más fácil encontrar dónde sentarte; en los museos suele haber alguna silla y puedes pedir permiso a los guardias para acomodarte ahí por unos minutos, o incluso en las iglesias muy visitadas puedes encontrar algún rinconcito tranquilo. Estando en la playa, la única recomendación es buscar la sombra para evitar los golpes de calor o deshidratación.
¿Qué tienes que considerar? Desafortunadamente, no en todos los países –ni ciudades- hay apertura hacia la lactancia materna. Cuando viajes investiga sobre las costumbres de cada lugar; por ejemplo, en Estados Unidos ha habido casos de agresiones verbales contra mamás que estaban dando pecho, por lo que si vas a viajar hacia allá, te animamos a seguir amamantando en público pero hacerlo siempre acompañada. Acertadamente, en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, donde está prohibido usar ropa escotada o tirantes, nadie te dirá nada si das pecho –con discreción. En algunas estaciones de tren de Europa, así como en centros comerciales, encontrarás cabinas para la lactancia donde podrás acomodarte si deseas privacidad. En países como Brasil, incluso existen leyes que apoyan el amamantar en público.
2. ¿Cómo amamantar?
Graba en tu mente la siguiente idea: Alimentar con tus pechos a un bebé es un acto natural y no debe ser sexualizado. Quien vea este acto con morbosidad está equivocado, no tú. Por lo tanto dar pecho debería ser tan fácil como abrir tu blusa y pegarte a tu bebé; sin embargo, si eres una mamita tímida tienes varias opciones para sentirte más cómoda:
- Puedes llevar contigo un mandil para lactancia, para cubrirte mientras das pecho y evitar someterte a miradas curiosas. Son más ligeros que una mantita y caben fácilmente en cualquier bolsa o maleta.
- Puedes aplicar la técnica de las dos capas de ropa: abajo una blusa de tirantes que puedas bajar para sacar el pecho, y arriba una blusa que puedas alzar para dejar el pecho al descubierto. Esto le brinda a tu bebé acceso directo a tus mamas, y al mismo tiempo muestras poca piel.
- Puedes usar ropa especial para lactancia. Hay mucha variedad en blusas, blusones y hasta vestidos, con el único inconveniente de que estas prendas a veces son caras.
Lo que NO puedes olvidar durante tu viaje, es llevar sostenes/brassieres para lactancia y también protectores de lactancia, muy prácticos para evitar que tu ropa se manche de leche cuando andes en la calle.
Habiendo cubierto el detalle de la ropa, te sugerimos que lleves a todos lados una almohada pequeña, pues sobre todo con los bebés de pocos meses es incómodo dar de amamantar si no tienes en dónde apoyar tu brazo.
3. ¿Qué hacer en los trayectos?
Si viajas en auto, olvídate de las prisas. Recuerda que la lactancia materna debe ser a demanda, por lo que deberás detenerte no cada dos o tres horas sino cuando tu bebé pida su lechita. Por ejemplo, un viaje de 5 horas te puede llevar hasta 7 horas (suma las pausas de lactancia más las pausas para cambiar pañales más las pausas para que tu bebé descanse). Así que no puedes ir con prisa. Precaución: Nunca des pecho en un auto en movimiento; oríllate en un lugar seguro para hacerlo. Por seguridad, tu bebé siempre tiene que ir en su auto asiento.
Si viajas en avión es más sencillo, ya que la lactancia incluso ayuda a tranquilizar a tu bebé durante el despegue y aterrizaje, aliviando la presión de oídos. Sólo no olvides llevar una almohada pequeña para recargar tu brazo e ir ambos más cómodos, pues los reposabrazos de los aviones suelen ser muy duros.
En cuanto a los viajes en autobús, no los recomendamos mucho ya que no puedes detenerte siempre que lo necesites; sin embargo, si no hay otra opción y el recorrido es largo, puedes viajar de noche para que tu bebé pase dormido el mayor tiempo posible.
Finalmente y sin importar qué tipo de transporte elijas, si te preocupa no poder pecho con normalidad, siempre puedes extraer tu leche antes de cada trayecto y darla de tomar a tu bebé con biberón o vasito (dependiendo de su edad); afortunadamente la leche materna se conserva varias horas a temperatura ambiente y también la puedes guardar en pequeñas hieleras.
¿Ves cómo la lactancia materna y los viajes no son incompatibles?
Te damos un último tip: Programa tus días para que las horas aproximadas de comida de tu bebé coincidan con pausas en tu itinerario, de tal manera que no te pida pecho mientras andas corriendo de un lado a otro. Tu retoño te lo agradecerá, ¡y tus nervios también!
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