Monas y el efecto “comer tranquilo”

Por Nayeli Rivera
Después de muchos intentos para reservar, por fin logramos ir a Monas. El restaurante de moda que augura un tiempo inolvidable para los peques y suficientemente placentero para los papás como pocos lugares de la Ciudad de México.

Monas, en Avenida Revolución, tiene tres pisos. Justo a la entrada está la persona que cobra las cuotas para que los niños entren a jugar: 100 pesos para los peques de 2 a 12 años y es ahí en donde te ponen un sello para que tu peque sólo pueda salir contigo. Aunque no siempre lo revisan, da esa sensación de seguridad que los papás y las mamás agradecemos.

Al pasar la recepción, en la parte de de abajo es donde se encuentran las mesas, que en realidad no son muchas para el tamaño del lugar y la cantidad de niños que podrían estar jugando ahí. Justo en esa área hay una estación de juegos de tres pisos con una sección para chiquitos de menos de 3 años que tiene torres de cubos, también hay un tombling, una alberca de pelotas y un tobogán. Como en casi todos los lugares de juegos, en el espacio de chiquitos también podemos encontrar a niños mucho más grandes lo cuál debería de estar más cuidado por las “nanas” que están para atender a los niños y de cierta manera, guardar el orden.

En este gran salón también hay una casita del árbol y una rampa para escalar. Nos consta que los enanos pueden pasarse horas subiendo y bajando de ella, nos gustó que todo tiene tapetes y protecciones para evitar accidentes.

En el segundo piso hay varias áreas de juegos, un espacio para pintar cerámica y hacer manualidades o ponerse un disfraz, también nos encontramos con una habitación para niños más pequeños con una cocina, carritos del súper y otros juguetes. En esta zona se toparán con un cine en donde hasta palomitas les dan por la módica cantidad de 10 pesos. Esta área nos gustó mucho, excepto porque los disfraces en verdad no están nada limpios y porque la señorita que despacha, después de haber barrido el piso y cobrado (sin guantes), prepara las palomitas y las sirve a los pequeños. Definitivamente no es lo más higiénico del mundo y creemos que podrían mejorarlo.

Finalmente, en este segundo piso hay un laberinto, cuyo camino conduce a la parte superior de la estación de juegos principal en donde hay un tobogán que lleva a los enanos casi de inmediato al piso en donde se encuentran las mesas.

Ya para terminar, en el tercer piso hay una pequeña cancha de futbol y unas maquinitas estilo Arcade. En realidad este espacio está súper descuidado y al parecer, casi olvidado. Las pelotas están ponchadas y todo está bastante sucio, por lo que pasamos muy poco tiempo aquí.

El concepto del lugar en general está bien logrado y recomendamos visitarlo. La comida, o al menos el desayuno que es lo que probamos, es abundante aunque un poco cara, lo que sí es que todo estuvo muy rico.

Te recomendamos, si quieres ir, que hagas reservación, por lo menos unos 15 días antes directamente en su sitio de Facebook (porque la telefonista de verdad nunca lo logró con nosotros), en donde el gerente atiede personalmente.

Monas da servicio de desayunos y comidas, además ofrecen paquetes para fiestas infantiles. Además de la sucursal que está en San Ángel, recientemente abrieron una en Satélite. Puedes seguirlos en su Facebook dando click aquí.

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